Tuesday, June 27, 2006

CHAPTER O. DE QUÉ ESCRIBO Y PORQUÉ NO ESCRIBO DE POLÍTICA (NORMALMENTE)


(¿Existe el cero en número romano?, bueno, yo sé que no, pero, ¿alguien ha intentado de perdis representarlo?)

Yo. Leo de muchas cosas. Escribo de muchas cosas. De muchos temas. Pueden verlo en
www.technotitlan.mexico.com, y lo que falta. Ahí hay artículos de tecnología, de crónicas, de puntos interesantes que tengan cierta trascendencia temporal o espacial. Ahí habrá lugar para mil artículos, puede que exagere, pero uno nunca sabe que puede pasar mientras haya teclado, CPU, pantalla, Word, energía eléctrica, tiempo, conexión a Internet, y un blog para exponer lo que se pueda.


De política...
...no escribo de forma general porque, primero, estoy firmemente convencido de que no solo hay cientos, sino miles, de voces que hablan del punto. La política, más bien, hablar de política, es algo etéreo y evanescente. Todas los comentarios para bien o para mal se trata acerca de interpretaciones, como si fueran oráculos. Como Cassandras que saben el futuro, que analizan escenarios de todos tipos para que salgan los resultados que ellos esperan o que ellos quisieran que sucedieran. Los columnistas políticos son eternos como monumentos de roca. Despotrican, asumen, defienden, atacan, ven panoramas negros, ven señales, escuchan, mil cosas, obvio, analizan, la mayoría sobre hechos a corto plazo, alguna minoría de su tiempo sobre eventos de mediano plazo y finalmente muy pocos sobre los que llegan a ser de largo plazo.

Ellos tienen sus espacios o los buscan, primero en periódicos, luego en radio y finalmente en televisión, donde está el mayor prestigio.

Por lo demás los columnistas tienen muchos contactos y muchos son utilizados por protagonistas mayores o menores, de manera directa o indirecta, para transmitir información o filtraciones sobre los adversarios, que como sabemos en política, como en toda guerra, sobran.

Ahora, con estos columnistas y comentaristas, sin olvidar los editorialistas, todos están en una zona de informaciones transversales, colaterales, anexas, circunstanciales, coyunturales, efímeras, marginales, temporales, de rumores, de análisis prospectivos mínimos, todo en la búsqueda de exposición y de ser de alguna manera nombrados en las más altas esferas políticas y de medios de comunicación.

Así en México, así en EU, así en Alemania, así en todo el mundo. Es una forma de periodismo que genera en ciertas condiciones no pocos cambios en los derroteros nacionales, como cuando se expone un escándalo político de grabaciones de audio comprometedores para ciertos protagonistas o para dejar caer un rumor que trae detrás algún detalle de magnitudes desastrosas que puede dar de calle que un precandidato a la presidencia incluso renuncie. Las lecciones son sencillas, en política, lo que se quiera, esta sería la directriz principal: “Sólo sigan al dinero”. Ese es mandamiento en cuanto a investigaciones reporteriles, es lo que se dice en caso de sospechas, de rumores, de pesquisas, tal como en los casos de crímenes se decía: “Buscad a la mujer”.

Ahora, habiendo esos espacios por un lado, y siendo por otro lado la política cotidiana, la diaria, sólo una manera de leer los hechos equivalente en momentos a mirar los electrocardiogramas sólo un trazo por segundo a la vez y querer definir si hay enfermedades cardiacas de gravedad o riesgos, o como ver una película sólo un cuadro uno por uno y tratar de interpretar su sentido, devenir y demás, aunque se le acierte de vez en vez con alguna afortunada interpretación, ¿de qué sirve que alguien cómo yo, lo haga en este espacio?

Y aunque me interesa, como a todos, a las alturas de que se lea esto la carrera presidencial que a todos ha irritado, atormentado o inquietado, se habrá acabado y las toneladas de tinta, de cinta, de video, de bits y bytes transcurridos, sin que hayamos entendido, todos y cada uno de los vericuetos de lo que dijeron los candidatos, lo que se pelearon, lo que se aventaron hasta con la cubeta, bueno, todo eso, ya será sólo pasto requemado y seco bajo el gigantesco sol implacable e imperturbable de la historia y pertenecerán al mismo archivo muerto de las declaraciones donde se encuentran hoy por hoy las de Emilio Martinez Manautou, las de Almazán, las de Fernando Henriquez, las de Antonio Ortíz Mena, las de José Vasconcelos, las de Pablo Emilio Madero, las de Francisco Labastida Ochoa, entre tantos y tantos caídos que la inmensa mayoría de los mexicanos, a excepción de sus parientes y sus dolientes, ni han de recordar en absoluto, ni siquiera en forma de transitar por alguna calle olvidada de sus ciudades o estados natales correspondientes.

Pertenecerán a la historia y sólo a los historiadores les interesará. Y ellos las sacarán a la luz cuando se quiera realizar un contraste, seguir la pista a alguien o cuando se quiera verificar lo que tal persona pensaba en tal momento.

Como hemos señalado, lo que hacen los que hablan de política es advertir de tal rasgo o situación actual que pueda servir como orientación o de punto de referencia futuro.

Eso depende, obvio, de quien te lee. Y según las últimas estadísticas que supe del tema sólo el 7% de la gente que toma un periódico con la intención de leerlo, lee los editoriales, que es donde están esos columnistas políticos. De los que toman el periódico que serán, ¿cuántos?, ¿el 3% de la población del país? El 7% del 3% es como un .21% (veintiún centésimas de punto porcentual) de 100 millones de habitantes. Por eso sería como 210,000 personas solamente.

Bueno, algo es algo.

De acuerdo, ya basta, por eso no hablaré de política, sólo cuando alguna posición llegue a pasar mi umbral de calma. Cuando me impresione, cuando me exaspere, cuando me cause lo que suceda una reacción que vibre en lo visceral, cuando considere que es necesario expresar mi voz, sobre ese tema. Cuando no me importe que nadie lo lea.

Eso es respecto a escribir sobre de política.

De lo demás, seguiré escribiendo. Cuando el tema lo amerite, para esto, claro.

Ese ha sido un problema para mí, de hecho. Cuando comencé a escribir para periódico no había límite sobre lo que podría escribir. De cualquier tema. Cuando llegué a escribir a un periódico más importante, se me pidió escribir sólo de un tema en específico. Como no llegamos mas allá en ese punto, me dieron la gran oportunidad de escribir de todo en una sección que se llamó, mmm, así, “De todo”.

Fueron dos años padres, la verdad. Escribí de cine, de rock, de cultura, de radio, de religión, de historia, de tecnología, de literatura, de tendencias, de cultura popular, uff, buena onda, la verdad.

Lo bueno, no dura y se acabó el espacio y bye bye.

Pero a los dos años surgió otro espacio en otro medio. Ese fue la radio cultural. Y así estuve seis años en un programa de radio de una hora semanal que por lo menos a mí, me encantaba.

De eso incluso podría extenderme mucho. Lo dejaré para después. Pero para mí la radio era, mmm, la vida misma. Y la extraño, para esto. Toda la libertad del mundo.

Finalmente pasé seis meses escribiendo en un periódico importante de aquí en la sección editorial, pero no hablaba de política. Digo, eso fue lo que se me pidió. Y hablé de mi percepción de extraño en este estado y traté de ver con ojos frescos todo lo que pude. Fue interesante y recompensante también.

Todo esto que sirva como antecedente de que no sólo escribo de relaciones interpersonales como pudiese entenderse de la única lectura de Nuestras Guerras Secretas.

De hecho, ya lo he dicho en otras partes, tengo dos novelas, “Technotitlan: Año Cero”, “Sangre de Neón”, como una veintena de cuentas como para llenar dos libros, “Pájaro Vespertino y otros cuentos” y el de “Buscando Doblones y otros cuentos”, no sé de que calidad. Digo, hay personas que los han leído y les ha agradado. Ese sería mi punto. O sea, mal, mal, no están.

Así llegan los otros dos libros, los que llamo eufemísticamente de “orientación”. Uno que habla a los muchachos, a los que están de entre 12 y 16 años y que tiene que ver con una discusión de valores, de características de las que incluso ya hablé en una PROPUESTA que está en
www.technotitlan.mexico.com .

Así que ya queda claro el punto de acerca de que es lo que escribo, que temas sí y que temas no. Será exceso lo que escribí, no sé. Lo que sí, es que si llegaron hasta acá, ya entendieron un poco más de mí.

Si andan de generosos en lo de lectura, querrán leer lo que sigue. Promete ser una aventura interesante. Eso espero.

O vuelvan otro día, pero vuelvan, ¿si?

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