Thursday, October 05, 2006

De Estéticas, estrategias, interlocutores y el Tipping Point

Estoy ahora en la fase de dejar copias de mi libro de NGS en ni más ni menos que una estética.

Resulta que reuní dos ideas que venían prefiguradas en el libro de The Tipping Point de Malcolm Gladwell: una estaba alrededor de esa novela llamada Divine Secrets of the Ya-Ya Sisterhood, que fue famosa gracias a los múltiples clubes de libros que se formaron alrededor de esa novela hará como cinco o seis años.

Bueno, eso fue el primero, el segundo punto tiene que ver con una necesidad que se dio en California también hace pocos años relativo a la revisión respecto al cáncer mamario.

Resulta que un grupo de personas cayeron en cuenta que uno de los mejores lugares para reunión de mujeres y en donde se pudieran captar su atención para transmitir ese tipo de mensajes importantes eran precisamente los salones de belleza y estéticas.

Un salón de belleza como todos sabemos es un lugar en donde un grupo de mujeres (aunque ya hay muchos en donde los hombres y mujeres están integrados, normalmente los hombres nos quedamos callados y ellas se la pasan conversando como si nosotros no estuviéramos presentes, eso sí, con su discreción normal, por supuesto, podríamos afirmar que somos normalmente minoría en ese sentido cuando estamos ahí dada la frecuencia con la que el sexo femenino se aparece por esos lugares comparado con el sexo masculino), bueno, repito, donde un grupo de mujeres se quedan quietas unas esperando LEYENDO UNA REVISTA (o pudieran estar leyendo otra cosa, ¿no?, como un LIBRO, por ejemplo), o viendo la TV, y otras atendiéndose, y en donde en general conviven y se comunican sus propios puntos de vista.

Al estar esperando yo recientemente el turno de mi hijo para que se cortara el cabello en esa estética (ya no hay muchas peluquerías de esas del caramelo dando vueltas), no pude evitar ver una máquina expendedora de dulces de esas rojas a las que les metes dos pesos para que entregue una dotación de dulces o chicles al niño ansioso. Fue como si me diera cuenta que es eso, un punto de venta. Un sencillo punto de venta especializado, segmentado y dedicado, donde muchas mujeres gustosamente desembolsan dinero para sus necesidades de estima y de sencillamente estética personal.

Claro que lo es. Entonces se me ocurrió hablar con la chica que le corta el cabello a mi hijo y a mí para explicarle el rollo de mi libro, ella simpatizó con la idea (el tema del libro y esas cosas) y de paso le dejé un ejemplar. Pasaron dos meses en los que le di suficiente tiempo para que le gustara y agradara y todo eso, cosa que afortunadamente sucedió de esa forma y así fue cuando le comenté que le iba a entregar dos más para que los pusiera en venta a comisión.

En ese punto estoy ahora: dejé los ejemplares ayer en la noche y no estaba. Espero hablar con ella hoy mismo para ver como irá la cosa y cada cuando le parezca que la visite, a ver si entre mujeres el libro pueda captar.

Esa es la cuestión de la que adolezco, el grado de interlocutor confiable que es necesario para captar su atención y ganarme en la medida de lo posible en estos casos, de su confianza.

Como se ve, seguimos con las ideas de la mercadotecnia alternativa para ver de que lado prende el libro.

(Por cierto, un compañero de la oficina en la que estoy, trajo una buena cantidad de memorias Flash, usbs, de 512 mb de capacidad a un costo de 500 pesos, algo así. En menos de medio día vendió como diez.

Le dije, “¿Cómo lo hiciste? Yo traté de vender mis libros y sólo logré colocar cinco ejemplares en dos semanas”. Él, sonriendo, me dijo, “es que la cultura no vende”…

Lapidaria respuesta. Pero no nos arredraremos. Claro que no.


Por cierto y no relacionado totalmente con el asunto, ya me apunté a dar una conferencia del tema en la escuela en que una compañera, que muy agradecidamente compró mi libro es amiga de la directora de una Prepa Técnica al parecer y el costo propuesto de la conferencia es nulo, el chiste es que te compren los libros al final de la conferencia, o durante. Como sea…

Insisto, la clave es el interlocutor que traduce el concepto que traes en mente. Un interlocutor que sea amigable contigo y al mismo tiempo que le interese que tu mensaje llegue a las mas personas posibles…

Espero a que salga algo interesante de estas estrategias...